El marketing olfativo, también conocido como aromarketing, comercialización de aromas o aromaprofesional, es el uso de fragancias para fines comerciales. El marketing de aromas se puede aplicar a múltiples cosas o espacios: al producto, al punto de venta y, con menor frecuencia, a la comunicación.
El aroma es obviamente muy importante para la higiene, la belleza y los productos alimenticios, pero también puede afectar a otros productos variados. En el momento de la compra, los difusores de aroma se pueden utilizar para favorecer la calidad de la experiencia del cliente. También para reforzar la imagen de una marca mediante la difusión de un olor relacionado con su producto.
El marketing olfativo tiene como objetivo principal influir en las percepciones de los consumidores, interviniendo directamente en los sentimientos de poder de los clientes y, por lo tanto, en las preferencias del producto y el comportamiento de compra.
Para fines de marketing, los aromas han demostrado funcionar bien en dos áreas principales:
El Cognitivo permite reconocer un producto y desencadenar un deseo o memoria que puede terminar en una decisión o compra. La aplicación ideal es detener a un transeúnte al proyectar el aroma de ese producto en su camino. La investigación del consumidor muestra que una vez que se dispersa un aroma, los productos relacionados se perciben con una mayor calidad y valor. Por ejemplo, el papel higiénico perfumado era elegido por ser “más suave” que la versión idéntica sin aroma.
Emocional. Los aromas nos evocan sentimientos de comodidad, “como en casa”, percibiendo una distorsión perceptiva en cuanto al paso del tiempo (más lento en un ambiente perfumado probado en los casinos de Las Vegas) y el espacio (una habitación perfumada se percibe más grande que una sin aroma habitación). El olor puede generar un ambiente en el que nos gusta permanecer más tiempo y consumir más.
Tipos de comercialización con marketing olfativo:
El marketing de aromas tiene diferentes usos en negocios, por lo que se puede dividir efectivamente en cuatro tipos distintos. El Aroma en cartelera, es uno de los más audaces y el que “está ahí”. Los clientes son conscientes de ello, como el olor característico del café recién hecho en Starbucks. El olor es parte de la experiencia del cliente y es lo que conscientemente los atrae.
Por otro lado, el Olor temático complementa la decoración o el propósito del lugar. Por ejemplo, los aromas de vainilla o lavanda en un spa de belleza o un complejo.
Por: Tiempo de Negocios