
Twitter nuevamente está dando de qué hablar y no precisamente por cosas positivas. Y es que la empresa de Elon Musk ha decidido abandonar el Código de buenas prácticas contra la desinformación de la Unión Europea, que se enmarca en las iniciativas de protección de los consumidores de la Ley de Servicios Digitales (DSA). La noticia fue dada a conocer por el Comisario de Industria de la UE, Thierry Breton, quien utilizó esta misma red social para advertir que Twitter deberá ceñirse a las normas para seguir operando en la región.
Recordemos que la DSA se aplicará a diversos proveedores de servicios intermediarios, como son: redes sociales, marketplaces, grandes plataformas en línea y grandes motores de búsqueda. Sobre todos ellos se han definido una serie de responsabilidades muy claras, y las reglas establecidas se han diseñado de forma asimétrica, de modo que los servicios intermediarios más grandes con un impacto social más significativo se encuentren sujetos a reglas más estrictas. Esta regulación más dura implica:
- Ofrecer a los usuarios un sistema de recomendación de contenidos que no esté basado en perfiles.
- Analizar los riesgos sistémicos que generen: riesgos relacionados con la difusión de contenidos ilegales, efectos negativos sobre los derechos fundamentales, sobre los procesos electorales y sobre la violencia de género o la salud mental.
Así mismo, de acuerdo a esta ley, las plataformas no solo deberán ser más transparentes, sino que también tendrán rendir cuentas por su papel en la difusión de contenidos ilegales y dañinos.
Un mensaje claro a Twitter
En el mensaje de Breton se puede leer: «Puede correr, pero no esconderse. Más allá de los compromisos voluntarios, la lucha contra la desinformación será una obligación legal en virtud de la DSA a partir del 25 de agosto». Además, enfatizó, «nuestros equipos estarán preparados para hacer cumplir la ley».
Qué es el código de buenas prácticas: en contra de la desinformación y el spam
El Código de buenas prácticas contra la desinformación, que está a solo unos meses de ser aplicado, fue creado en 2018 de la mano de grandes empresas tecnológicas, como Meta, Google, Microsoft e incluso Twitter (bajo su anterior directiva), que participaron en su redacción e incluyeron alrededor de 40 recomendaciones para establecer obligaciones de cumplimientos y mejores servicios de verificación de la información para evitar que se publiciten informaciones falsas. Asimismo, el código busca reforzar medidas para combatir el spam, las cuentas falsas y las granjas de bots.
En el caso de Twitter, al cumplir con los requisitos para ser considerada una plataforma online de gran envergadura (VLOP por sus siglas en inglés), la tecnológica tendrá la obligación de controlar el contenido dañino dentro de la plataforma y enviar cada año una valoración sobre riesgo a la Comisión Europea.
Twitter hace caso omiso de la desinformación
Desde hace algún tiempo que Twitter viene dando pistas de que no está muy interesado en seguir las leyes europeas sobre la desinformación. De hecho, fue la única de las grandes tecnológicas que no envió a la Comisión Europea un informe completo, según marca el código, sobre su actividad moderadora y las medidas que está tomando para la verificación de la información.
Tras haber comprado Twitter, Elon Musk suavizó las normas de moderación de la plataforma y dejó de advertir a los usuarios sobre contenido potencialmente falso. Además, la empresa comenzó a cobrar por la verificación azul, haciendo que ya no sea un elemento útil para distinguir los perfiles relevantes de otros que pueden ser paródicos o de desinformación.
Si bien este código de buenas prácticas se trata de un elemento voluntario, en caso de que Twitter no se adhiere a estas nuevas obligaciones, estaría violando la legislación de la UE, lo que le podría traer como consecuencia multas de hasta el 6% de su facturación anual global. Además, la Comisión Europea apunta que el incumplimiento grave y repetido de la DSA podría desencadenar en el bloqueo del servicio, por lo que Twitter podría llegar a ser bloqueado en la región y llegar a perder unos 440 millones de usuarios.