A pesar de polémicas puntuales y de aquellos que engordan sus cifras de seguidores de forma artificial, la realidad es que cada vez más empresas recurren a usuarios influyentes en las redes sociales para hacer llegar sus mensajes a su público objetivo. Según un informe elaborado por la compañía de análisis de datos Klear, el marketing con influencers creció el año pasado un 49% con respecto a 2018, lo que lo consolida como una de las estrategias de marketing que serán tendencia para 2020.
El reto para los responsables de marketing de las compañías que deciden apostar por una campaña de este tipo está, precisamente, en encontrar a los influencers adecuados para cada campaña y no dejarse llevar únicamente por variables cuantitativas a la hora de tomar su decisión. En ocasiones, una persona con un menor número de seguidores puede ser más creíble para las personas a las que se va a dirigir la comunicación, o puede transmitirles mejor los valores con los que se quiere identificar la empresa porque es una figura de reconocido prestigio en ese ámbito, aunque no cuente con decenas de miles de followers.
Cualquier usuario, por el mero hecho de tener una cifra de seguidores detrás, no es influencer. Tener capacidad de prescripción sobre los demás requiere también disponer de unas determinadas cualidades como tener facilidad de comunicación, ser constante a la hora de producir contenidos o ser honesto y transparente en la relación cotidiana con los miembros de la comunidad.
Si además, se quiere hacer de tener presencia en las redes sociales un medio de vida, también es necesario conocer bien el medio en el que va a desarrollar la actividad: ha de saber cómo funcionan las distintas plataformas, ser capaz de elaborar un plan de Social Media, tener conocimientos de analítica social y poder medir el alcance de sus acciones, para determinar si se están logrando los objetivos propuesto.
Esta realidad es la que ha llevado a muchas de estas personas que quieren vivir de gestionar su presencia en redes sociales a buscar formación especifica en Comunicación Digital y Social Media. Pero el término «Influencer» es muy mediático y llama la atención. Muchos jóvenes quieren ser «influencers» de mayor porque quieren ganar dinero supuestamente fácil y ser invitados a viajes, estrenos, fiestas y todo tipo de eventos. Es por eso que muchos centros de formación también han recurrido a esa palabra clave para atraer a sus posibles alumnos.
El problema es que en un sector todavía tan nuevo como el del marketing en Internet, la oferta formativa es inmensa y, en ocasiones, se confunde al usuario con reclamos fáciles y rápidos. No es lo mismo un curso de dos horas para convertir a alguien e influencer enseñándole a editar y retocar fotografías con una app para Instagram que un master completo con especialización en comunicación digital, conocimientos de marketing, de analítica web, de posicionamiento SEO.
«Ser influencer está en el imaginario de muchísimos adolescentes que tienen a éstos como líderes de opinión. Muchas empresas de formación no están haciendo más que atender a este reclamo», señala Cris Alcázar, directora de la Agencia de Marketing Online Bee Social. «En mi opinión incluir «ser influencer» en cualquier formación es ir un poco al clicbait. Para cualquier formación es interesante aprender a expresarse en el medio online, a crear contenido de calidad o a saber un poco de marca personal. Esto creo que es más sensato que intentar formar a «personas que influirán a otros», reconoce.
Fue la Universidad Autónoma de Madrid el primer centro universitario que, ya en 2018, se lanzó a crear una titulación que se vendió como «para influencers». Presidido por Ágatha Ruiz de la Prada (de nuevo, se recurre al nombre llamativo como reclamo», el curso «Intelligence influencers: Fashion & Beauty» tenía una duración de cinco meses -un total de 500 horas- y asignaturas como Moda, estilismo y tendencias, Creación de la marca personal en la red, Psicología de la moda o Comunicación para influencers. Tuvo mucha repercusión en medios de comunicación, pero no se volvió a repetir la primera edición.
La Cámara de Sevilla también tiene el Máster Técnico en Digital Business Influencer. De nuevo se recurre a la palabra clave, aunque ya en su propia página web, al pulsar sobre el programa, el usuario puede advertir que se encuentra ante un programa centrado en la Transformación Digital. 500 horas lectivas, 350 presenciales, en las que se enseña a los alumnos a emprender y elaborar un plan de negocio digital, a monetizar la presencia en Internet, fundamentos de derecho online, de marketing digital.
«Los influencers tienen una cualidad innata que les hace generar contenido constantemente y disfrutan con ello. En muchas ocasiones son diamantes en bruto que necesitan asesoramiento y formación en influencer marketing para pulirse, destacar y diferenciarse del resto gracias a una estrategia a largo plazo bien definida», señala Vicent Benavent, Digital PR & Influencer Marketing en la agencia Keeper Experience.
En la misma línea se expresa Javier Yuste, CEO de Binfluencer. «Para mí la respuesta está clara: en la vida siempre se puede aprender a hacer las cosas mejor. Es verdad que ayuda mucho tener cierto talento innato, como puede pasar cantantes o futbolistas, hay quienes han nacido para ser influencer pero, no nos engañemos, siempre es bueno aprender para poder hacerlo mucho mejor. Por eso cada vez hay más empresas de formación ofertan cursos y masters para las personas que quieren dedicarse profesionalmente a esto porque hay aspectos importantes que perfeccionar: tener una metodología, contar con una educación de base, etc. Si quieres ser influencer tienes que saber la importancia que tiene el contenido, por qué unos triunfan y otros no, conocer las mejores horas para publicar según el tema y la red, ejercer cierto autocontrol y disciplina para mantener un flujo constante de publicaciones, ser coherente y tomar consciencia de las consecuencias, especialmente de las negativas, que puede tener para ti y para una marca una publicación inadecuada… En definitiva, ser profesional porque ser influencer es un trabajo, conlleva responsabilidades»
Buscar la formación adecuada no es fácil, dada la amplitud de oferta existente. Puede resultar para un usuario tan difícil como para una marca encontrar al influencer idóneo para desarrollar una campaña. Habrá que fijarse en el programa formativo, en la calidad del profesorado y en lo que se quiere lograr para decidirse por un curso u otro. Sin embargo, que se emplee el mismo reclamo -la palabra Influencer- tanto para másters y programas más amplios como para cursos de un par de horas, pensados para quienes únicamente buscan más repercusión para sus fotografías, acaba generando confusión y desvirtuando en cierta medida la figura del profesional.
Para tener un Instagram «más bonito» y llamar la atención de algunas marcas y recibir regalos no es necesario estudiar un máster. Para convertirse en un profesional del marketing digital que se plantee gestionar su marca personal como estrategia de negocio en Internet, cuanta más formación y actualización constante, mejor. Como se recomendaría a cualquier profesional en cualquier sector.
Por TreceBits