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Enviar emails inútiles, un hábito tan irritante como nocivo para el medio ambiente

De acuerdo con reciente estudio llevado a cabo en Reino Unido por OVO, enviar emails (para lo cual se necesita, al fin y al cabo, electricidad) tiene un profundísimo impacto en el medio ambiente.

La próxima vez que vaya a mandar un email quizás debería pensárselo dos veces antes de hacer clic en el botón «enviar». Puede que no se haya parado jamás a pensar en ello, pero enviar emails (en particular aquellos de naturaleza inútil) aumenta poco a poco pero sin pausa nuestra huella de carbono y es, por lo tanto, un hábito terriblemente venenoso para el planeta Tierra.

Según un reciente estudio llevado a cabo en Reino Unido por la empresa de energía OVO, los británicos envían más de 64 millones de emails del todo innecesarios cada día. Y si cada adulto enviara un email menos de gracias al día, se evitaría anualmente la emisión de más de 16.433 toneladas de carbono (el equivalente a 81.152 vuelos desde Reino Unido a Madrid o a sacar a la carretera 3.334 coches de diésel).

A bote pronto tales cifras (a todas luces impactantes) parecen las típicas que lanzan las empresas con el foco puesto en la generación de energía limpia a fin de conseguir un poco de publicidad gratis.

Sin embargo, lo cierto es que las estadísticas de marras son totalmente ciertas. Así lo confirma al menos Mike Berners-Lee, profesor del centro medioambiental en la Universidad de Lancaster y autor del libro How Bad are Bananas: The Carbon Footprint of Everything (además de hermano de Tim Berners-Lee, el padre de la web).

«Cuando tecleas, tu ordenador está utilizando electricidad», explica Berners-Lee en declaraciones a The Guardian. «Cuando presionas el botón ‘enviar’ para que el email viaje por la red, se necesita electricidad para que la red funcione. Además, el correo va a acabar siendo almacenado en la nube en alguna parte, y los centros de datos en la nube utilizan muchísima electricidad. No pensamos en ello porque no podemos ver el humo emergiendo de nuestros ordenadores, pero la huella medioambiental en el ramo tecnológico es enorme y no para de crecer», subraya.

Quizás nos parezca un gesto aparentemente inútil en el maremágnum de la red de redes, pero si cada día nos propusiéramos enviar algún email menos (de lo que no sirven en realidad para nada), el planeta nos lo agradecería enormemente.

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