Algunos libros verás que hablan de marketing experimental, como marketing de experiencia o emocional, tome el nombre que tome, en el marketing experimental, al contrario que el marketing convencional, en este se enfoca la acción publicitaria al consumidor buscando en él una experiencia cercana a la marca en primera persona, basado en el marketing individual y rozando el marketing de guerrilla, el objetivo final es conseguir en el consumidor una experiencia única emocionalmente conectada con la marca generando fanatismo de marca y decisión de compra.
La importancia del marketing experimental reside en una buena idea, que genere engagement emocional sobre el consumidor hacia la marca, de modo que este experimente en primera persona una experiencia inolvidable, para lo bueno o para lo malo como veremos más adelante.
La historia del marketing experimental viene del libro de B. Joseph Pine II y James H. titulado, La Experiencia Económica, donde argumentan, que ante el creciente número de competidores hace que crezca ferozmente el número de bienes y servicios, citando a las marcas a emprender acciones memorables para el cliente destacando sobre la competencia.
Livy Alvey en su libre de las Relaciones en el Marketing, insta a las marcas a superar a su competencia mediante el enfoque de sus acciones hacia la vertiente emocional, y sin quererlo esta gente no sólo estaba hablando del Marketing de Experiencia, sino articulaban la idea de la emoción en las decisiones de compra, aspecto que como vimos, el Neuromarketing apoya sobre una base científica.
Ahora bien, no todo el marketing emocional o experimental, es tratado del mismo modo por la marca, esto depende en gran medida de factores demográficos, del tipo de marca y su tipo de negocio, y sobre todo el tipo de emoción que quiera sacar a los consumidores.
No hace mucho la conocida marca deportiva Adidas, hizo una campaña multitudinaria de experiencia en Londres, llamada La Tienda de Salto D’Rose, con la que el Ala Pivot de los Chicago Bulls Derrick Rose estaba presente para además generar más engagement con la marca y el consumidor, y en la que se instaba a los cientos de participantes a que probaran a saltar a una estantería colgada a 3 metros, la misma distancia que se necesita para hacer un mate en baloncesto, si conseguían llegar el resultado era que conseguían unas zapatillas de la marca valoradas en 100 euros firmadas por el propio Rose, sin duda todo ello una experiencia de marca inolvidable para los participa.
Por: Pausa Creativa