Estamos en la etapa más primigenia de una transformación absolutamente radical en el universo del retail. No en vano, los consumidores priorizan cada vez más la sostenibilidad en sus compras y en consecuencia los retailers se están arrojando también en los brazos de la economía cirucular mediante la venta de productos de segunda mano.

La pujanza del mercado de segunda mano da cuenta de particular brío en la industria de la moda que es, no en vano, también una de los sectores más contaminantes.

 

Según un reciente estudio de GlobalData y ThredUp, el mercado de la ropa de segunda mano se duplicará en los próximos cinco años hasta alcanzar una facturación de 77.000 millones de dólares en 2025. 

Y no solo eso. La reventa de ropa usada crecerá hasta 2025 once veces más rápido que todo el ramo de la moda en su conjunto. Se trata de una cifra que no resulta en modo alguno sorprendente si tenemos en cuenta que el 76% de la gente que jamás ha revendido ropa contempla la posibilidad de hacerlo en el futuro.

La pandemia parece haber dado fuelle al mercado de la ropa de segunda mano. 33 millones de consumidores compraron por primera vez ropa de segunda mano en 2020. Y el 76% de quienes acaban de estrenarse en este mercado prevé incrementar el gasto volcado en las prendas usadas en los próximos cinco años.

El auge de la compra de ropa de segunda mano cobra aún más relevancia si tenemos en consideración que las prendas de segunda mano reducen en nada más y nada menos que un 82% la huella de carbono.

Los millennials y la Generación Z son los más comprometidos con la ropa de segunda mano

Quizás por ello en un contexto en el que es más perentorio que nunca aplacar los efectos del cambio climático el 42% de los consumidores prevé invertir más en ropa de segunda mano en los próximos cinco años. Y esta proporción escala hasta el 53% en el caso de los millennials y la Generación Z.

Parece, por otra parte, que la ropa de segunda mano está pegando mordiscos cada vez más voraces a la todopoderosa «fast fashion«. 2 de cada 5 compradores de ropa de segunda mano dicen estar reemplazando las adquisiciones en marcas de «fast fashion» por prendas ya usadas.

Especialmente concienciada con la necesidad de dar un respiro al medio ambiente apoyándose en la segunda mano está la Generación Z. Los centennials están un 165% más predispuestos que los «baby boomers» a revender su ropa antes de comprar prendas nuevas. Y la Generación Z está igualmente un 33% más presta que los «baby boomers» a contemplar la propiedad de la ropa como algo temporal.

En 2020 el 42% de la Generación Z compró ropa y accesorios de segunda mano. El 42% de los millennials adoptó también idéntico proceder, mientras que los porcentajes se desploman hasta el 32% y el 16% respectivamente en el caso de la Generación X y los «baby boomers».

El retail no es ajeno a la creciente apetencia de los consumidores más jóvenes por la ropa de segunda mano y por eso el 60% de los retailers contempla ya la posibilidad de ofrecer prendas de segunda mano a sus clientes.

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