El coronavirus hizo que los hábitos del consumidor cambiasen y que pasaran a ser primordiales aspectos que hasta ahora no lo eran tanto. El mercado se ha lanzado a una carrera por descubrir esas tendencias e identificar qué marketing de productos es el más efectivo actualmente.
Esas investigaciones han llevado a una conclusión muy concreta, y es que hay un concepto que está impulsando ese marketing de productos: el arraigo. En un artículo publicado en el Journal of Marketing varios investigadores de universidades explican que los consumidores anhelan conexiones.
Estas pueden ser de cualquier tipo. Un ejemplo pueden ser las personas, es decir, que los productos estén hechos por artesanos, individuos o grupos concretos. Por otro lado, las conexiones que tienen que ver con lugares están muy relacionadas con los productos que son locales o de un sitio con el que podemos sentirnos identificados. El pasado también tiene un fuerte componente, puesto que, al final, las raíces y la historia tienen un gran peso.
Cualquiera de estos elementos, si recuerda a los consumidores su infancia, tiene un éxito especial. «En tiempos de digitalización y desafíos globales, la necesidad de sentirse arraigado se ha vuelto particularmente aguda», afirman los investigadores.
Desde la popularidad de los mercados de agricultores, hasta la del jabón cortado a mano, el pan artesanal, las cervecerías locales o el auge de las marcas de comestibles de la vieja escuela. Esta clase de empresas han experimentado un crecimiento precisamente por este motivo, por el arraigo.
El arraigo, un concepto que triunfa en la era poscovid
Ese concepto es el que está manteniendo a flote a los consumidores, por lo que es lo que buscan y es lo que el marketing de productos debe potenciar. La coautora del estudio, Isabel Eichinger, de la Universidad de Economía y Negocios de Viena, sugiera que los vendedores tendrán más éxito vendiendo productos que destaquen el origen local o los diseños tradicionales.
En cuanto a qué tipo de personas es más fácil llegar mediante ese estilo de marketing de producto, los investigadores hicieron una encuesta con un panel representativo de consumidores estadounidenses.
De este modo, descubrieron que los consumidores que se dejan llevar más fácilmente por ese «anhelo» son personas que trabajan mucho con el ordenador, que tienen un estatus socioeconómico alto, que residen en grandes ciudades o cuyas vidas se han visto sacudidas por el coronavirus.
Hace que la gente se sienta «más fuerte, más segura, más estable y más capaz de soportar la adversidad», apunta Stijn M.J. van Osselaer, profesor de marketing de la Escuela de Negocios Johnson de la Universidad de Cornell.